Cambio de piel reptiles
Sistema tegumentario de los reptiles ppt
La piel de los reptiles está cubierta de escamas o escamas que, junto con muchas otras características, distinguen a los reptiles de los animales de otras clases. Están compuestas de alfa y betaqueratina y se forman a partir de la epidermis (a diferencia de los peces, en los que las escamas se forman a partir de la dermis). Las escamas pueden estar osificadas o tuberculosas, como en el caso de los lagartos, o modificadas de forma elaborada, como en el caso de las serpientes[1].
La forma de las escamas de los lagartos varía de tuberculosa a plaquetaria, o imbricada (superpuesta). Estas escamas, que en la superficie están compuestas de epidermis córnea (queratinizada), pueden tener placas óseas subyacentes; estas placas se denominan osteodermos.
Las escamas de las lagartijas pueden diferir mucho en su forma en diferentes partes de la lagartija y a menudo son útiles en taxonomía para diferenciar especies (o taxones superiores, como familias). Por ejemplo, los miembros de la familia Lacertidae tienen grandes placas en la cabeza (Figura 2), mientras que las salamanquesas no tienen tales "placas", sino sólo escamas muy pequeñas en la cabeza.
Aunque las escamas son parte integrante de la taxonomía de los reptiles, la terminología no es totalmente coherente. Por ejemplo, las escamas situadas entre las fosas nasales se denominan a veces supranasales[3] y a veces internas.
Escamas de reptil
Los reptiles son una clase de vertebrados formada principalmente por serpientes, tortugas, lagartos y cocodrilos. Estos animales se reconocen fácilmente por su piel seca y escamosa. Casi todos los reptiles son de sangre fría y la mayoría ponen huevos, aunque algunos, como la boa constrictor, tienen crías vivas. En lugar de poseer branquias, como los peces o los anfibios, los reptiles tienen pulmones para respirar.
Estados Unidos alberga una gran variedad de reptiles. Hoy en día, estos animales se enfrentan a amenazas como la destrucción de su hábitat, la contaminación y la sobreexplotación. Especies como la tortuga lora de Kemp y la boa de Puerto Rico están clasificadas actualmente en la lista de especies en peligro de extinción de Estados Unidos.
Más de un tercio de las especies de peces y animales salvajes de Estados Unidos corren peligro de extinción en las próximas décadas. Estamos sobre el terreno en siete regiones de todo el país, colaborando con 52 afiliados estatales y territoriales para revertir la crisis y garantizar la prosperidad de la vida silvestre.
Anole verde
La extraña capacidad del camaleón para cambiar de color ha desconcertado a la gente durante mucho tiempo, pero ahora se ha desvelado su secreto: Según un nuevo estudio, los camaleones pueden cambiar rápidamente de color ajustando una capa de células especiales anidadas en su piel.
A diferencia de otros animales que cambian de color, como los calamares y los pulpos, los camaleones no modifican sus tonalidades acumulando o dispersando pigmentos en las células de su piel, según los investigadores. En su lugar, los lagartos se basan en cambios estructurales que afectan al modo en que la luz se refleja en su piel, explican los investigadores.
Para investigar cómo cambian de color los reptiles, los investigadores estudiaron cinco machos adultos, cuatro hembras adultas y cuatro crías de camaleón pantera (Furcifer pardalis), un tipo de lagarto que vive en Madagascar. Los científicos descubrieron que los camaleones tenían dos gruesas capas superpuestas de células iridóforas, células iridiscentes que tienen pigmento y reflejan la luz. [Ver fotos de camaleones que cambian de color].
Según los investigadores, las células iridóforas contienen nanocristales de distintos tamaños, formas y organizaciones, que son la clave de los espectaculares cambios de color de los camaleones. Los camaleones pueden cambiar la disposición estructural de la capa celular superior relajando o excitando la piel, lo que provoca un cambio de color, según descubrieron. Por ejemplo, un camaleón macho puede estar relajado cuando está colgado de una rama y excitado cuando ve a un macho rival.
Comentarios
Los problemas dermatológicos se diagnostican con frecuencia en los reptiles. Langenecker (2006) descubrió que los lagartos y las serpientes se ven afectados con más frecuencia que las tortugas.2 Los diez diagnósticos más frecuentes incluían problemas dermatológicos como disecdisis, ectoparásitos y abscesos. El principal motivo de las enfermedades cutáneas en los reptiles está relacionado con el manejo, siendo de especial importancia la humedad ambiental y la temperatura.
Para comprender la fisiopatología que da lugar a los problemas dermatológicos, es importante que el clínico adquiera unos conocimientos básicos sobre la anatomía y la fisiología de la piel de los reptiles. Para más detalles, se remite a los lectores a los capítulos de los libros de texto.3,4 La piel de los reptiles se compone de epidermis y dermis. No suele haber glándulas.
La epidermis consta de tres capas: el estrato córneo, el estrato intermedio y el estrato germinativo. El estrato córneo tiene de seis a ocho capas celulares y está muy queratinizado. Las escamas crecen a partir del estrato germinativo. En las tortugas, el estrato córneo produce el caparazón formado por el carapacho y el plastrón. Los escudos queratinizados cubren placas óseas que han evolucionado a partir de partes del esqueleto como la columna vertebral y las costillas. Dentro de la dermis se encuentran las células pigmentarias, que desempeñan un papel importante en los cambios de color que afectan a los reptiles, especialmente a los lagartos.